La Cripta Imperial de Viena o Cripta de los Capuchinos fue desde 1633 el principal lugar de sepultura para los Habsburgo austríacos, es decir, para los emperadores hereditarios del Sacro Imperio Romano Germánico y sus descendientes.
La emperatriz Ana del Tirol , esposa de emperador Matías I, concibió la idea de un claustro monástico y una cripta que sirviesen para su enterramiento y el de su marido, en las cercanías del Palacio Imperial de Hofburg, en Viena.
Las tumbas son por lo general variaciones de una caja mortuoria con tapa. La ornamentación suele ser muy sencilla.
Hasta los años 1700, el material más común para los sarcófagos era una aleación parecida al bronce, cubierta de laca. Las espléndidas tumbas de la época barroca y rococó son de bronce verdadero, material mucho más caro.
La humedad constante, las variaciones en la temperatura y la afluencia de visitantes causaron, a lo largo de los siglos, un gran deterioro a los sarcófagos, dando lugar a agujeros provocados por la corrosión y las grietas.